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Cuadernillos de Yoga: El Arbol - Vriksasana

E L   A R B O L - V R I K S A S A N A 

En gran medida, la práctica del Hatha Yoga (Yoga físico) tiene, entre otros objetivos, el de equilibrar nuestro cuerpo. Por otro lado hay posturas que específicamente están pensadas para potenciar el mismo, son las llamadas Asanas de Equilibrio.
La mayor parte se realizan sobre uno de los pies, aunque también las hay que se hacen apoyándose en las puntas de ambos pies. Todas ellas, fortalecen los pies, tobillos, piernas, … aumentan la concentración, el equilibrio físico y la estabilidad emocional. Sin ninguna duda, son una medida de cómo nos encontramos en todos los sentidos.

Entre todas las asanas de equilibrio, hoy, hablaremos de la más popular: El Árbol (Vriksasana)

Beneficios
Esta postura, desarrolla el equilibrio y la concentración, asimismo nos enraíza en la tierra, a través del pie de base, y con el cielo al subir nuestros brazos y manos juntas por encima de la cabeza. También tiene un efecto de regulación del sistema nervioso y trabaja nuestra autoestima al hacernos conscientes de nuestra capacidad para mantener, no solo el equilibrio en la postura, sino una sensación especial de calma absoluta cuando logramos ese punto donde, sin ningún esfuerzo, mantenemos la Asana.

La Práctica
El Árbol, en sáncristo Vriksasana, es una postura de equilibrio que podemos realizar al principio o al final de la práctica, siendo muy recomendable hacerlo. Nos ayudará a concentrarnos y a percibir como nos encontramos en ese momento.

Ejecución de la postura:
1. Colócate de pie, con el cuerpo derecho y las piernas y pies juntos. Concentra tu mirada en un punto externo o visualízalo internamente y mantenlo durante toda la asana.
2. Echa el peso del cuerpo sobre el pie izquierdo sintiéndolo enraizado en el suelo mientras te preparas para mantener el equilibrio en el siguiente paso.
3. Levanta el pie derecho deslizándolo por la cara interna de la pierna izquierda, primero hasta la rodilla y después, con la ayuda de tu mano derecha, hasta situar el talón cercano o en contacto con tu ingle izquierda, y fija la planta del pie derecho en el interior del muslo izquierdo. Manteniendo cierta presión del pie contra el muslo, lleva la rodilla derecha hacia atrás y sitúa las caderas en línea.
4. Junta las palmas de tus manos en el centro del pecho, a la altura del corazón e intenta que tu pierna izquierda este firme y tu cuerpo erguido.
5. Mantén tu postura unos instantes hasta que te sientas estabilizado, en equilibrio y entonces con la inspiración elevas tus manos juntas por encima de la cabeza estirando tus brazos y sentirás que tu columna se alarga y tu cuerpo crece.
6. Quédate en esa posición el tiempo que te resulte satisfactorio. Deshaz la postura invirtiendo los movimientos y repítela sobre la pierna derecha.
Nota: Es normal que tengas alguna dificultad en esta u otras posturas de equilibrio, mi consejo es que no pretendas de inicio estar mucho tiempo en la posición final, simplemente marcarla y deshacerla es suficiente al principio, y desde ahí: constancia y paciencia.


Daksha López - Profesor de Yoga y Meditación



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